Ha caído un pájaro en el hueco de la chimenea.
He sentido resbalar
su cuerpecillo frágil
y su
plumaje pardo envolverse en hollín.
Pero de
pronto, ha enmudecido.
Ha debido
esconderse en algún rincón
del tubo
extractor.
Ha callado
por miedo, porque no quiere
que sienta
su presencia.
No cree que
mis hoscas manos
puedan ser
su salvavidas.
No cree que
nuestras atribuladas vidas
puedan
reparar en algo tan breve y minúsculo
y menos
aterido
y menos
manchado de hollín.
Tiene miedo
como todos los pájaros del mundo.
Quiero
devolverle el vuelo,
limpiar sus
alas negras,
Pero él,
atemorizado, agoniza
en algún
rincón de la chimenea.
Quiero decirle
que los hombres
a veces
tienen
buenas intenciones.
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