Volverá septiembre
pero no como un polvo de estrellas,
ansiado, estrepitoso.
Volverá septiembre
en lánguidos acordes,
en suave descender de hojas muertas,
en nueva huida de la luz indomeñada.
Volverá septiembre a los pupitres,
a las batas rayadas y a los columpios vallados.
Volverá septiembre, sí, pero esta vez
no habitará en mí el ocre opaco de las hojas
ni el centelleo de las viñas cárdenas.
Sólo se oirá el silencio desplomarse en las esquinas.
Algo se ha desgarrado muy aquí dentro,
algo zumbante y doloroso que me impide
celebrar
ni siquiera
el milagro de las estaciones.
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